¿Alguna vez has deseado poder leer la mente de otras personas?

 

Si te atrae alguien, es posible que no estés seguro de si esa persona está interesada en ti. ¿No sería bueno poder leer la mente de esa persona para saber si de verdad está persona estaría interesada en ti? 

 

Si tienes hijos, ¿no te gustaría poder leerles la mente a veces, para saber si te están diciendo la verdad? Leer la mente de tus hijos también te ayudaría a decidir si les da permiso a sus hijos adolescentes para salir por la noche. Si hablaban de ir a estudiar con amigos, pero en realidad planeaban ir a una fiesta o de parranda. Al leerles la mente podrías saber que estaban mintiendo y negarles el permiso. Y si estuvieran diciendo la verdad, tu capacidad para leer la mente te lo demostraría y podrías enviarlos con alegría y confianza.

 

Muchos de nosotros podemos pensar en ocasiones en las que nos gustaría leer la mente de otras personas. Los miembros de la familia desearían poder leer la mente de los demás. Los trabajadores desearían poder leer la mente de sus jefes y los empleadores desearían poder leer la mente de sus trabajadores. A los negociadores en las empresas y el gobierno les encantaría poder leer la mente de las personas con las que están negociando. Hay todo tipo de momentos en los que nos gustaría poder leer la mente de otra persona. Pero a nosotros no nos gustaría que nos leyeran nuestra mente si pudieran hacerlo. Hay muchas cosas que prefiero guardar para mí, muchos pensamientos que preferiría que nadie más supiera. 

 

Pero no es posible leer la mente de los demás. Y tampoco es el caso. Estaríamos violando su privacidad. Como humanos no somos lectores de mentes. De todos modos, el hecho es que no somos lectores de mentes. La única mente que puedo leer es la mía y la única mente que tú puedes leer es la tuya.

 

Las personas pueden decir y hacer todo tipo de cosas que no expresan lo que realmente piensan. Un político puede prometer algo, pero en su mente puede no tener intención de hacer lo que dice. Un amigo puede decir: “Me gusta mucho tu cabello” y en secreto estar pensando otra cosa bien distinta. Los lideres religiosos mienten todo el tiempo, una cosa es lo que piensan y otra cosa es lo que dicen con sus palabras.

 

Para saber lo que hay en la mente de una persona, necesitamos probar su espíritu para saber si lo que nos están diciendo es cierto o es mentira.

 

Ahora llevemos esto a un nivel superior. ¿Cómo se comunica Dios? Si usted no puede leer mi mente y yo no puedo leer la suya, ¿podríamos esperar leer la mente de Dios? Esto tampoco es posible porque Dios es una entidad espiritual y no es un ser mental como los humanos.

 

La Biblia dice en 1 Corintios 2:11: “¿Quién entre los hombres conoce los pensamientos del hombre sino el espíritu del hombre que está dentro de él? De la misma manera, nadie conoce los pensamientos de Dios excepto el Espíritu de Dios”. Por nosotros mismos, no tenemos manera de conocer los pensamientos de Dios. Sólo el Espíritu de Dios sabe lo que Dios está pensando.

 

Si no podemos saber en lo que piensa Dios, ¿cómo podemos saber lo que Dios está pensando de nosotros los seres humanos? ¿Cómo podemos saber cómo es Él? ¿Cómo podemos saber qué quiere, qué le importa, cuáles son sus planes para con nosotros? ¿Cómo se relaciona Dios con nosotros y cómo podemos relacionarnos nosotros con él? 

 

La respuesta se encuentra en el Espíritu de Dios. Dios es espíritu y lo que él necesita es adoradores de espíritu. Dios le habla a los seres humanos de espíritu a espíritu y no de mente a mente porque Dios no es un ser mental. El cuerpo de los seres humanos es el templo del Espíritu Santo, y desde el interior del ser humano es que Dios le habla al hombre terrenal. Dios no guarda su Espíritu ni sus secretos para sí mismo. El Espíritu de Dios también vive en cada persona que pertenece a Jesús. 

 

Si no tienes el Espíritu Santo de Dios en ti, no puedes entender ni aceptar la forma de pensar de Dios, porque “nadie conoce los pensamientos de Dios excepto el Espíritu de Dios”. 

 

“Nadie conoce los pensamientos de Dios excepto el Espíritu de Dios”. No podemos saber nada acerca de Dios a menos que Dios nos lo muestre. Podemos intentar adivinar cómo es Dios y tratar de descubrir qué podría estar pensando, pero nuestra relación con Dios es demasiado importante para basarnos en conjeturas y cálculos. Los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos. No podemos entrar en el espíritu de Dios usando nuestra propia mente. Necesitamos que Dios se revele a través de su espíritu, pero sus revelaciones no nos llegan a nuestra mente sino a nuestro propio espíritu. Para escuchar a Dios desde nuestro interior debemos acallar la mente y así poder escucharlo en el silencio.

 

Dios es el comunicador perfecto. Dios siempre habla la verdad; Dios siempre declara lo que es correcto. “Es imposible que Dios mienta” (Hebreos 6:18). Cuando Dios se expresa, no engaña ni extravía. Las palabras dichas por Jesús, es la verdad revelada del Dios eterno. “Dios es espíritu”. Lo dicho por Jesús es un mensaje completamente preciso del Espíritu de Dios.

 

La confesión de Pedro.

 
Jesús les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy?

Respondiendo Simón Pedro, dijo: —Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente.

 

Mateo 16:17

Y Jesús, respondiendo, le dijo a Pedro: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, (la mente) sino el espíritu de mi Padre eterno.

 

Para poder vivir de manera espiritual y no mental necesitamos que el Espíritu Santo de Dios se mueva dentro de nosotros y moldee nuestros pensamientos. Necesitamos que el Espíritu de Dios esté en nosotros, para que pensemos como él piensa, nos preocupemos por lo que a él le importa, amemos lo que él ama, odiemos las cosas malas que él odia y elijamos lo que él elige. 

 

“La mente pecaminosa es enemiga de Dios” (Romanos 8:7). Vivan desde el espíritu y no desde el cuerpo mental.

 

Muchos seres humanos quisieran ser personas espirituales, pero viviendo desde la mente y viviendo para el mundo, el propósito de ser espiritual no es posible y se desvanece.

 

La crucifixión de Jesús fue una señal de que lo que existe en el mundo es una religiosidad mental acorde con las cosas del mundo y no una espiritualidad vivida desde el espíritu conectada con Dios.

 

El Espíritu escudriña todas las cosas, incluso las cosas profundas de Dios. Porque ¿quién entre los hombres conoce los pensamientos de un hombre sino el espíritu del hombre dentro de él? De la misma manera nadie conoce los pensamientos de Dios excepto el Espíritu de Dios. Nosotros [que confiamos en Cristo crucificado] no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que viene de Dios, para que entendamos lo que Dios nos ha dado. Esto es lo que hablamos, no con palabras que nos haya enseñado la sabiduría humana, sino con palabras enseñadas por el Espíritu, expresando verdades espirituales en palabras espirituales. El hombre sin el Espíritu de Dios no puede aceptar las cosas que vienen de Dios, porque para él son locura, y no puede entenderlas, porque se disciernen espiritualmente. El hombre espiritual juzga todas las cosas, pero él mismo no está sujeto al juicio de nadie: "¿Quién ha conocido el pensamiento del Señor para instruirle?" Pero nosotros tenemos el pensamiento de Cristo.
 

Dios transmite verdades espirituales en palabras espirituales. “El hombre sin el Espíritu no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente”.

 

La Biblia dice: “Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo” (Romanos 8:9). “Aquellos que viven según la naturaleza pecaminosa tienen la mente puesta en lo que esa naturaleza desea; pero los que viven según el Espíritu, tienen el espíritu puesto en lo que el Espíritu desea” (Romanos 8:5). 

 

¿Qué es lo que desea el Espíritu? Honrar a Jesús, darnos a conocer, moldearnos para que seamos como él y derramar el amor de Dios en nuestros corazones. Jesús es el centro de atención siempre que el Espíritu está obrando. El Espíritu Santo recuerda constantemente a las personas quién es Jesús, lo que Jesús hizo y continúa haciendo, lo que Jesús enseña y el asombroso amor de Dios en Jesús. 

 

La única manera de escuchar a Dios es a través del espíritu y del silencio, de la no mente, del no mundo.

Mientras hayan pensamientos en la mente, nunca podremos escuchar la voz Divina. Si queremos escuchar la voz del Espíritu Santo, debemos cortar el ruido. La mente debe estar quieta. Esa es la manera de distinguir entre la voz de nuestra conciencia, del Espíritu Santo y la voz de YO, la mente y el ego. El ego y la mente se convierten en el YO, bombardeándonos constantemente con pensamientos y haciéndonos creer las mentiras. Nos ocultar la verdad de que el reino eterno de Dios está dentro. Por lo tanto, a menudo es posible confundirnos con las dos voces, la voz de YO, la mente y el ego, y la voz de lo Divino que proviene de lo más profundo de nuestra conciencia.
 

Romanos 8:5-11

Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros

 
 
“porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.”
Romanos 8:13
 
Los que viven según la carne se alimentan del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, viven desde la dualidad mental.
 
Los que viven según el Espíritu se alimentan del Árbol de la Vida, dicho Árbol representa a Jesús y la vida eterna.
 

 

El espíritu de la verdad eterna Rubén Lòpez.