La vida eterna sin riquezas materiales.
 
La mayor parte de las personas prefiere vivir como si la muerte nunca les fuera a llegar. La meta final de la vida de los seres humanos es la vida eterna. Nuestros cuerpos van a la tumba y se desintegran, pero nuestros espíritus vivirán para siempre la vida eterna. Las únicas cosas que nos podemos llevar después de la muerte son las buenas obras espirituales, nuestra caridad y nuestro amor y no las cosas materiales.
 
Siempre nos han enseñado a ser triunfadores y ganadores en este mundo, ser hombres exitosos, poderosos y muy ricos. Las pertenencias materiales son las que supuestamente van a representar nuestra seguridad y felicidad. Si no tenemos nada, o si tenemos poco o apenas lo necesario, entonces no valemos nada. El impulso de poseer cosas se convierte en el principal objetivo de nuestras vidas.
 
Las personas ganan valor con lo que tienen. Se nos enseña que si no tenemos mucho, no valemos nada. Nuestra existencia, nuestra identidad social, nuestra identidad individual se identifican con las cosas que poseemos. Nuestra existencia también está cosificada. Cuando las cosas llegan a este estado, se convierte en nuestro propósito. El amor también es reemplazado por las posesiones materiales. Ya dejamos de amar a las otras personas, tan solo amamos lo que tenemos: Un auto, una mansión, las joyas, etc. Ya no amamos a nuestra pareja, a los hijos, o al prójimo. Estas personas ignoran que las cosas materiales son pasajeras, y que lo único que perdura es la vida espiritual que es eterna.
 
La verdadera vida espiritual que conduce hacia la vida eterna no se compone de las cosas materiales que poseemos.
 
Son varios los versículos bíblicos en donde Jesús dice que ningún rico heredará la vida eterna.
 
Lucas 12:15
Jesús les dijo: guardaos de la codicia y avaricia, porque la vida de un hombre no consiste en la abundancia de las cosas que posee.
 
La mayoría de los cristianos quieren heredar la vida eterna pero conservando sus inmensas riquezas materiales, esto es contradictorio con las enseñanzas originales de Jesús. La sola idea de compartir con los más pobres y necesitados las riquezas, les hacen perder el sentido de la vida a las personas, pues ellas valen es por lo que tienen. No se puede ser cristiano y a la vez ser una persona muy rica y poderosa.
 
Las personas que son muy ricas en este mundo, son las más pobres a nivel espiritual ante los ojos de Dios desde la perspectiva de la eternidad. mientras que las personas más pobres de este mundo, son las más ricas ante la presencia eterna de Dios en sus vidas. Las personas no están llenas de Cristo, no están llenas del Espíritu Santo, de lo que están llenas es de cosas materiales del mundo consumista en el cual vivimos.
 
¿Acaso no han visto las noticias? Guerras por aquí y guerras por allá, y millones de personas desplazadas hacia otros países, los ricos que lo tenían todo se han quedado sin nada y ahora se confunden entre las personas más pobres. ¿De qué les sirvió su estatus y sus riquezas? Perdieron sus posesiones y también perdieron la vida eterna.
 
La codicia es algo muy astuto, siempre te hace querer mas y más. ¿Es necesario comprar costosas mansiones con 20 O 30 dormitorios cuando tan solo necesitas de una alcoba en donde dormir? ¿Es necesario tener una gran colección de  autos costosos, cuando tan solo te puedes movilizar en uno?
 
Están ustedes seguros los ricos y poderosos de este mundo, que si Jesús llegara en estos momentos a la tierra y les dijera: Ve, y vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, entonces: Ven y sígueme. ¿Lo harían? ¿Podrías desprenderte de todo lo que tienes para heredar la vida eterna? No se puede amar a dos señores: A Dios y a las riquezas.
 
El no mundo, los no deseos y los no apegos para tener vida eterna.
 
Estar libre de apegos y deseos mundanos significa no aferrarnos porque este apego al mundo causa sufrimiento. Cuando nos aferramos al mundo, ¿quién se aferra? Me aferro. ¿Quién soy yo? Los sentidos del cuerpo, los deseos de la mente, el orgullo y el egoísmo del ego. Por lo tanto, cuando estamos apegados a las cosas y deseos mundanos, quedamos estancados como cuerpo, mente y ego. Estar libre de estos significa darnos cuenta de que no somos esto, que no somos el cuerpo, la mente o el ego. Somos el Alma y el espíritu Divino. Y cuando nos liberamos de esto, progresamos en el camino de la autorrealización, en el camino de la iluminación, del despertar espiritual. Entonces, ser libre significa no aferrarse a algo, porque no nos pertenece. Venimos sin nada, nos vamos sin nada, entonces ¿por qué aferrarnos? Ésta es la verdad, la verdad última.
 
Cuando estamos libres de apegos y deseos mundanos no estamos impulsados ni controlados por posesiones materiales, estatus social u otros factores externos. Este estado nos trae la paz interior, la satisfacción y un enfoque en el crecimiento espiritual o personal en lugar de la validación externa o la ganancia material. 
 
Seamos lo que seamos, la entidad más importante que nos hace humanos son nuestras emociones. Debido a las emociones somos diferentes a otras criaturas. Nuestra vida está llena de emociones. Vivimos por las emociones, morimos por las emociones.
Cómo reír, sonreír, llorar, enfadarse, enojarse y amar o cualquier cosa es emoción. Incluso no hacer nada es también una emoción de paz. Desde el momento en que nacemos hasta el momento en que morimos, permanecemos rodeados de emociones. Todos y cada uno de los momentos. Nos reímos con alguien, amamos a alguien, soñamos con diferentes cosas físicas como un auto lujoso, porque queremos las emociones de ser ricos o ese placer de mostrárselo a los demás o la sensación de lujo de ese auto lujoso. Cada sueño, nombre y fama se debe a cualquier tipo de emoción pero………..
Pero………….. el camino de la espiritualidad significa no apegarse a nada.  Aquí, no tener apego a nada significa controlar todas las emociones, ya sea la presencia de esa cosa o la ausencia de esa cosa, no significa nada para ti. La presencia de ese lujoso auto no debería afectar ni la ausencia del mismo. Lo mismo para otras personas. Controlar tus emociones hasta tal punto que no ames tanto a alguien que no puedas vivir sin él ni su presencia o ausencia debería molestarte.
Por lo tanto, controlar todas tus emociones hacia todo es el significado real de no apegarte a nada. Ya no te ríes porque sabes que este es un mundo falso y tienes una sonrisa falsa, y tampoco lloras por nada porque ahora sabes que nada es tuyo. Viniste con las manos vacías y te irás con las manos vacías. El verdadero significado de no tener apegos te hace humano sin emociones. Y ahora estás libre de toda maldición. Ahora sabes que este mundo falso no significa nada para ti. Ahora sabes que la tristeza o la preocupación son sólo una ilusión hasta que las controlas. Una vez que te das cuenta de que estas emociones son lo único que te da felicidad o tristeza, así como positividad o negatividad. Una vez que obtengas el control sobre todas estas emociones, serás el dueño de la vida y sí, se siente tan bien porque ahora todo no significa nada para ti y nada significa infinito.
El Espíritu de la verdad eterna Rubén Lòpez.
 
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