La nueva manera de pensar para que las cosas cambien. 

 

Soy cristiano primitivo original. Por lo tanto no soy ni católico, ni judío, ni islamista, como tampoco protestante.

 

En la mayor parte del tiempo del cual disponemos, no tomamos nuestras propias decisiones, sino que simplemente hacemos o repetimos lo que ya habíamos hecho antes, a esto se le llama: nuestros hábitos diarios, se trata de los pequeños comportamientos cotidianos que hacemos sin pensar en ello, esto explica en gran parte la manera en que estamos gastando nuestro tiempo y energía.  

 

Entonces se hace necesario saber la manera de cómo cambiar los viejos hábitos cuando estos son nocivos, por nuevos hábitos, aunque cambiar un viejo hábito no sea una tarea fácil, siempre se va a requerir de voluntad, entrega y sacrificio.  

 

Podemos cambiar los viejos hábitos y aun así obtener los mismos estímulos o recompensas a través de los nuevos hábitos, nuestra vida diaria en realidad es la suma de nuestros hábitos.  

 

El que tan felices o infelices somos es el resultado de nuestros hábitos, el que tan exitosos o fracasados somos es el resultado de nuestros hábitos.  

 

Lo que hacemos de manera repetitiva, es decir, en lo que pasamos el tiempo pensando y haciendo cada día, es lo que finalmente define la persona que realmente somos, las cosas en las cuales creemos es lo que retrata la personalidad que tenemos.  

 

Para muchas personas la vida se les convierte en un verdadero infierno cuando están vinculados a malos hábitos asociados a las drogas, el alcohol, el tabaco, el sexo, la pornografía o los juegos, pero existen otros cientos de malos hábitos que se convierten en adicciones sin que necesariamente sean las antes mencionadas. 

 

Si una persona consume todos los días o un par de días a la semana drogas, o si todos los días o un par de días a la semana bebe licor o ve pornografía se convierte en un adicto, por lo tanto, si una persona vive todo el día pegado a un celular, o frente a un televisor o frecuenta de manera cotidiana una iglesia, esta persona también se convierte en un adicto porque ha formado un hábito, ya que hace las cosas de manera repetitiva.  

 

Para algunas personas el problema puede ser el alcohol, para otras las drogas, para otras el tabaco, la comida, el celular, la televisión o los juegos, el problema no es si se trata de drogas, de sexo o de la comida, el problema es el mal hábito o la adicción no importando cual sea.  

 

Existen los malos hábitos al igual que existen los buenos hábitos, pero no sucede lo mismo con las adicciones, las adiciones por lo general son siempre nocivas y peligrosas, el hábito es una práctica habitual de una persona, mientras que la adicción es un hábito hacia una conducta muy peligrosa como lo es el del consumo de productos nocivos para la salud, a la vez que atenta contra el bienestar de las demás personas.  

 

Una adicción es siempre un hábito, mientras que un hábito no necesariamente es una adicción, existen las costumbres y las adicciones.  

 

Los hábitos son comportamientos automáticos, los hábitos nos hacen sentir bien y ese es el motivo por el cual repetimos el mismo comportamiento una y otra vez, nuestros hábitos se quedan en calidad de memoria celular, para derrotar un mal hábito se debe de crear un nuevo habito mediante repeticiones de lo que va a ser la nueva conducta o comportamiento cotidiano, aunque es más fácil decirlo que hacerlo, pues los viejos hábitos no desearan salir de nosotros, no quieren morir, en la medida en que trabajamos para cambiar los hábitos, los viejos hábitos se enfurecerán y rugirán.   

 

Para cambiar los viejos hábitos debemos de luchar de manera incansable y repetitiva, se trata de cambiar los viejos patrones de conducta, se trata de eliminar la vieja programación y programarnos de nuevo a voluntad, muchas veces se trata de cambiar de paradigma, de cambiar la vieja manera de pensar, se trata de darle muerte al viejo hombre para darle nacimiento a un nuevo hombre.  

 

Los viejos hábitos se encuentran arraigados y muy sembrados dentro de nuestro ser, para recuperar nuestra verdadera identidad espiritual debemos de cortar de raíz la falsa identidad que se encuentra sembrada en calidad de malos hábitos, costumbres o adiciones.  

 

Cuando creemos que somos seres libres es cuando más hemos sido esclavos de los malos hábitos, deseos y adicciones, los deseos hacia las cosas de este mundo son los que forman los hábitos y nuestra falsa identidad espiritual, los malos hábitos son difíciles de matar, y con razón, pues es el mismo satanás y sus demonios los que se resisten a salir de nuestros cuerpos.  

 

La nueva manera de vivir, es cambiar la manera vieja de comportarnos, de pensar y de hablar, los hábitos se forman en un lugar llamada mente subconsciente y desde allí es que debemos de erradicarlos, a nivel biológico se encuentran sembrados en nuestras propias células.  

 

El secreto de erradicar los malos hábitos que se hacen de manera inconsciente es hacerlos conscientes o sacarlos a la mente consciente, es de esta manera que podremos saber que hemos estado viviendo de la manera incorrecta.   

 

El comportamiento espiritual humano siempre debe de ser consciente y jamás debe de estar en lugares oscuros llamada mente inconsciente y es allí en aquel lugar oscuro y de tinieblas en donde se ocultan las adicciones y los malos hábitos que le destruyen la vida espiritual a las personas, los hábitos ocultos son las cosas que hacemos de manera inconsciente repetitiva sin darnos cuenta.   

 

Cualquier habito o adicción les produce a las personas un efecto bien sea a nivel psíquico mental o un efecto físico en el propio cuerpo celular, debemos de identificar dicho habito nocivo y reemplazarlo por un hábito acorde a nuestra vida espiritual, debemos de cultivar hábitos que nos edifiquen y no hábitos que nos destruyan.  

 

Evitemos por todos los medios el recrear a través de los pensamientos o las palabras, las cosas que estén relacionados a los viejos hábitos, los antojos o los deseos son la motivación que nos conduce hacia los malos hábitos, mientras que el resistirse a satisfacer dichos antojos o deseos es lo que significa vencer las cosas de este mundo.  

 

Si deseamos un cambio en nuestras vidas, debemos de vencer las tentaciones que vienen con formas de antojos y deseos, el propósito del deseo es que podamos satisfacer el antojo, es cuando se habrá formado el hábito o la adicción que se harpa luego de manera inconsciente y repetitiva sin darnos cuenta del daño que nos estamos haciendo.  

 

Los malos hábitos se vienen edificando desde la edad más temprana y ya cuando somos adultos no nos enteramos de que nos hemos formado malos hábitos de manera inconsciente, y son precisamente esos hábitos los que gobiernan nuestras vidas.    

Identifiquemos primero los hábitos que deseamos cambiar, y luego analicemos de manera profunda los nuevos hábitos que nos vamos a construir porque es desde allí que se edifica nuestra verdadera vida espiritual, estaremos destruyendo el viejo mundo para que todas las cosas sean hechas nuevas.  

 

La repetición es la clave para crearnos nuevos hábitos los cual estarán a nuestro favor, no tratemos de cambiarlo todo a la vez, y de la noche a la mañana, pues se requiere de constancia y mucha paciencia y voluntad, intentemos elegir una cosa y hagámoslo muy bien.  

 

Para cambiar los hábitos con el fin de modificar la vieja manera de vivir se hace necesario el cambiar los pensamientos.  

Los pensamientos nos llegan un poco antes de nuestras acciones o emociones, dependiendo del tipo de pensamientos que tengamos es que podemos experimentar los diferentes tipos de emociones o elegir diferentes tipos de acciones.  

 

Los pensamientos son quienes guían nuestras acciones, y si no logramos controlar los pensamientos, estos serán quienes controlen nuestra vida a su antojo.   

 

Cada ser humano tiene la capacidad de hacer lo que se proponga, cada uno de nosotros tiene la capacidad de cambiar la vieja manera de vivir no importando cuantos años se tengan, nuestro cerebro se puede modificar en cualquier momento, entonces no hay excusa para no comenzar el gran cambio que nuestra vida necesita.  

 

Vivimos en un eterno presente, por lo tanto, el reloj de nuestra vida siempre se pone en cero para comenzar algo nuevo, no importa cual haya sido nuestro pasado, lo importante es lo que sucederá desde este momento en adelante, lo importante no es luchar contra las cosas viejas, sino en construir algo nuevo y beneficioso para nuestras vidas.  

 

Nuestra forma de pensar siempre será la que determinará cuál ha de ser nuestro futuro, así, que, si deseamos un futuro prometedor, dependerá de lo que comencemos a pensar desde estos mismos momentos en adelante, se trata de cambiar la vieja manera de pensar para destruir al viejo hombre y conseguir el milagro de que todas las cosas sean hechas nuevas. 

 

Salgamos de la rutina y exploremos cosas nuevas, no hagamos siempre las mismas actividades diarias, cambiemos el paradigma, visitemos lugares nuevos, andemos por calles diferentes, visitemos ancianatos o cárceles, esto nos ayudará un poco a modificar la vieja manera de vivir, socialicemos con gente extraña, consigamos una mascota, escuchemos el sonido del aire que sopla o de la lluvia que cae, escuchemos el latido de nuestro corazón.  

Elijamos actividades sanas, hagamos contacto con la naturaleza, con las aves y los ríos, subamos a las montañas, la mejor manera de cambiar la forma de pensar es creyendo que realmente podemos hacerlo.  

 

Habrá algunas decisiones que serán muy difíciles de tomar, debemos de dejar de quejarnos o de hacernos las víctimas, cada uno de nosotros es el responsable de lo que le suceda a nuestra vida, debemos de ser perseverantes y tratar de lograr que cada uno de los días sea el mejor de toda la vida, y que el día siguiente va a ser mejor que el anterior.   

 

Valoremos las cosas que tenemos y no nos mortifiquemos por lo que hayamos podido haber perdido, contemos nuestras bendiciones y no recordemos las posibles maldiciones, las cosas suceden muchas veces porque tienen que suceder para que pueda existir un cambio rotundo y drástico en nuestras vidas.  

Disfrutemos de las pequeñas cosas y del momento presente, tengamos paciencia y trabajemos bien duro, no nos detengamos y siempre sigamos hacia adelante sin retroceder ni un solo paso.  

Dejemos de ser adultos todo el tiempo, seamos como un niño, los niños olvidan de manera muy fácil y jamás son rencorosos, esta es la razón del porque muchas personas son muy felices y se les ve siempre sonrientes, porque se comportan como los niños.   

 

Si nuestros pensamientos son tiernos, puros e infantiles, de la misma manera serán nuestras emociones, sentimientos y toda nuestra vida, debemos de confiar en nosotros mismos y en nuestras capacidades.  

Recordemos que dependiendo de la calidad de nuestros pensamientos es que se determina cual ha de ser la calidad de vida que llevamos, ya sea triste y aburrida, o feliz, libre y espontánea.  

 

Nunca digas que no puedes hacer esto o aquello, por el contrario, se valiente y atrévete a hacerlo, Di: Yo puedo y lo haré.  

 

No recordemos nuestras desgracias, como tampoco pensemos que las demás personas son las culpables de nuestras desgracias, los errores que cometen las demás personas no deben de perjudicar nuestro estado de ánimo o nuestras emociones.  

Aprendamos de nuestros propios errores y luchemos por no volver a cometerlos, el pasado ya pasado es, tan solo pensemos en el eterno presente sin gastar las energías planificando un supuesto futuro.  

No seamos masoquistas al recordar nuestras miserias o fracasos, disfrutemos más bien de todo lo nuevo que nos ofrece la vida, si el sol ya no nos alumbra, prendamos una vela, no nos quejemos de lo que no tenemos, no nos quejemos de nuestras dificultades o problemas, más bien bendigamos la vida y bendigamos cada día y de esta manera todas las bendiciones llegarán a nuestra vida.  

Debemos de convencernos que lo que ye tenemos es suficiente, convirtamos el caos en orden, la infelicidad en felicidad y la escasez en abundancia.  

 

Busquemos siempre la felicidad y la satisfacción en el momento presente, no asociemos la felicidad con eventos futuros, seamos felices con lo que ya tenemos, el mejor momento para ser feliz, es ya, es ahora mismo, si esperamos para el futuro ser felices, jamás vamos a conocer lo que es la felicidad.  

 

Seamos amos, señores y maestros nosotros mismos, en lugar de ser sirvientes y esclavos de los demás, nosotros mismos somos los reyes y soberanos de nuestro propio reino, no pongamos nuestra felicidad en las manos ajenas, porque esta felicidad falsa y pasajera luego nos hará sufrir.  

 

No permitamos que sean otras personas las que nos hagan felices o nos hagan tristes, no dependamos de las posesiones materiales para poder ser felices, podemos elegir ser felices en cualquier momento y con, lo que tengamos, no permitamos que nuestro corazón se rompa su nuestro ser querido nos ha abandonado, sin él, o sin ella, podemos continuar siendo felices.  

 

Nuestro cuerpo es el templo sagrado del Espíritu Santo por lo tanto debemos de honrarlo y de cuidarlo, no solo manteniéndolo limpio y aseado por fuera, sino que no debemos de llenarlo con basura e inmundicias a través de nuestros pensamientos, malos hábitos y adicciones.   

 

Concentrémonos en cambiar nosotros mismos en lugar de tratar de cambiar el mundo que nos rodea, dejemos de preocuparnos también por aquellas personas que no quieren cambiar a pesar de haber visto nuestro cambio.  

 

Revelación escrita por el espíritu de la verdad eterna Rubén Lòpez.

 

Cristo El Mesías.
 
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