El cielo o los cielos no es la eternidad o la vida eterna de la cual habla Jesús de Nazaret.

 

Revelación escrita por el espìritu de la verdad eterna Rubèn Lòpez.

 

Soy cristiano primitivo original. Por lo tanto no soy ni católico, ni judío, ni islamista, como tampoco protestante.

 

La gente religiosa piensa que la eternidad tan solo va existir en un futuro: O sea cuando cada uno de ellos se vayan muriendo se van para el cielo. Estas personas religiosas creen que es allí en donde comienza la eternidad. La realidad es bien distinta: La eternidad no se puede prometer para un futuro. ¿No tiene la eternidad un pasado? Entonces, ¿cuándo comenzó la eternidad, o cuándo/dónde comenzamos nosotros dentro de ella?
 
Es muy simple: La eternidad no ha tenido nunca un pasado, como tampoco tendrá un futuro. La eternidad ha existido por siempre, sin pasado, ni futuro. Por lo tanto los espíritus de los seres humanos siempre han sido eternos. Al igual que lo es el espíritu eterno de Dios. La eternidad no hace parte de la creación que si tuvo un pasado y tendrá un posible futuro. Los cielos y la tierra fueron creados, por lo tanto los cielos no son la eternidad porque tuvo un principio y tendrá también un final.
 

Es para siempre. Nunca termina, nunca comenzó. Siempre lo es, siempre fue y siempre será.

 

La eternidad no es una línea de tiempo. Por tanto no puede tener principio ni fin. Es más bien un continuo sin fines ni comienzos: es eterno.

 

De igual manera que no podemos entender correctamente "la nada" o el "vacío". Porque no hemos observado la nada total, ni podemos comprender adecuadamente la falta de nada en absoluto. Generalmente nos viene a la mente la negrura, pero en la nada, el negro tampoco existiría.

 

El cerebro humano no está equipado para pensar  o comprender la eternidad en un sentido práctico, es básicamente imposible. Es demasiado abstracto. La mente humana está atrapada en el pasado-presente-futuro, el ser humano es incapaz de comprender a la eternidad.

 

Las creencias religiosas y filosóficas del mundo son de la mente,  por lo tanto lo que es eterno no se puede explicar a través de las creencias religiosas o filosóficas. 

 

El espíritu Eterno Inmortal, se encuentra en una existencia mortal finita: La de los seres humanos. Para seres tan temporales y fugaces como nosotros, ¿tiene algún significado el concepto de eternidad?

 

Si la eternidad existe, y en ella no hay principio ni fin, esta eternidad se encontraría fuera el universo creado, esto significa que lo que es eterno se encuentra en el presente, no en un pasado, ni en un futuro. Es una eternidad siempre presente. La eternidad no comienza cuando cada persona se muere, ni la eternidad queda en los cielos. Somos espíritus eternos siempre presentes.

 

El cielo y su descripción.
 
En las Escrituras, la palabra “cielo” se utiliza, básicamente, para referirse al lugar donde mora el dios del antiguo testamento, que es también el hogar final de los fieles creyentes del mismo dios del antiguo testamento. 
 
1 - El dios del antiguo testamento crea los cielos.
 
Génesis 1:1
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
 
Sólo tú eres el Señor. Tú hiciste los cielos, los cielos de los cielos con todo su ejército, la tierra y todo lo que en ella hay, los mares y todo lo que en ellos hay. Tú das vida a todos ellos y el ejército de los cielos se postra ante ti.
 
Salmos 89:11
Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; el mundo y todo lo que en él hay, tú lo fundaste.

Salmos 102:25
Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos.
 
¡Ah, Señor mi Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible.
 
2 - Los cielos es el trono del dios del antiguo testamento, los cielos es su morada y la morada de sus ángeles.
 
El dios del antiguo testamento establece su trono o su morada en algo ya creado como son los cielosEl dios del antiguo testamento edifica o construye su morada en algo ya creado. Esto significaría que un Dios eterno sale de la eternidad, de lo increado, para morar luego en algo que hace parte de la creación y esto no es posible.
 
El Señor ha establecido su trono en los cielos, y su reino domina sobre todo.
 
Dios construye su excelso palacio en el cielo y pone su cimiento en la tierra, su nombre es el Señor.
 
Salmos 11:4
El Señor está en su santo templo, el trono del Señor está en los cielos; sus ojos contemplan, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.
 
escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada.

Salmos 123:1
A ti levanto mis ojos, ¡
oh tú que reinas en los cielos!
 
Porque El contempla los confines de la tierra, y ve todo bajo los cielos.
 
El Señor mira desde los cielos; El ve a todos los hijos de los hombres.
 
Así dice el Señor: El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies. ¿Dónde, pues, está la casa que podríais edificarme? ¿Dónde está el lugar de mi reposo?
 
¿A quién tengo en el cielo sino a ti?
Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra.
 
3 - En los cielos mora Satanás y las fuerzas malignas.
 
Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.
 
Apocalipsis 12:7
Entonces hubo guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón (satanàs). Y el dragón y sus ángeles lucharon,
 
Lucas 10:18
Y Él les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
 
4 - El dios del antiguo testamento descenderá del cielo.
 
El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de dios. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre.
 
5 - Los cielos serán destruidos.
 
Todo el ejército de los cielos se consumirá, y los cielos se enrollarán como un pergamino; también todos sus ejércitos se marchitarán como se marchita la hoja de la vid, o como se marchita la de la higuera.
 
Isaías 51:6
Alzad vuestros ojos a los cielos, y mirad la tierra abajo; porque los cielos como humo se desvanecerán, y la tierra como un vestido se gastará. Sus habitantes como mosquitos morirán, pero mi salvación será para siempre, y mi justicia no menguará.
 
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.
 
2 Pedro 3:7
pero los cielos y la tierra actuales están reservados por su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.
 
2 Pedro 3:10
los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas.
 
esperando y apresurando la venida del día de Dios, en el cual los cielos serán destruidos por fuego y los elementos se fundirán con intenso calor!
 
Y el cielo desapareció como un pergamino que se enrolla, y todo monte e isla fueron removidos de su lugar.
 
6 - Una nueva Jerusalén cuadrada que desciende del cielo en el fin de los tiempos. Y la descripción del cielo.
 
Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe.
Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido.
 

Apocalipsis 21:9-26

Se acercó uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas con las últimas siete plagas. Me dijo: «Ven, que te voy a presentar a la novia, la esposa del Cordero». Me llevó en el Espíritu a una montaña grande y elevada, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios. Resplandecía con la gloria de Dios y su brillo era como el de una piedra preciosa, semejante a una piedra de jaspe transparente. Tenía una muralla grande y alta, y doce puertas custodiadas por doce ángeles en las que estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel. Tres puertas daban al este, tres al norte, tres al sur y tres al oeste. La muralla de la ciudad tenía doce cimientos en los que estaban los nombres de los doce apóstoles del Cordero.

El ángel que hablaba conmigo llevaba una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla. La ciudad era cuadrada; medía lo mismo de largo que de ancho. El ángel midió la ciudad con la vara y midió doce mil estadios: su longitud, su anchura y su altura eran iguales. Midió también la muralla que tenía ciento cuarenta y cuatro codos, según las medidas humanas que el ángel empleaba. La muralla estaba hecha de jaspe y la ciudad era de oro puro, semejante a cristal pulido. Los cimientos de la muralla de la ciudad estaban decorados con toda clase de piedras preciosas: el primero con jaspe, el segundo con zafiro, el tercero con ágata, el cuarto con esmeralda, el quinto con ónice, el sexto con rubí, el séptimo con crisólito, el octavo con berilo, el noveno con topacio, el décimo con crisoprasa, el undécimo con jacinto y el duodécimo con amatista. Las doce puertas eran doce perlas y cada puerta estaba hecha de una sola perla. La calle principal de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente.

No vi ningún templo en la ciudad, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son su templo. La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera. Las naciones caminarán a la luz de la ciudad, y los reyes de la tierra le entregarán sus espléndidas riquezas. Sus puertas estarán abiertas todo el día, pues allí no habrá noche. Y llevarán a ella todas las riquezas y el honor de las naciones. 

 

Hebreos 12:22-23 

“Pero has venido al Monte Sion y a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, a una innumerable compañía de ángeles, a la asamblea general y a la iglesia de los primogénitos que están registrados en el cielo, a Dios, el Juez de todos, para los espíritus de los hombres justos se hicieron perfectos” 

 

Apocalipsis 7: 9-10 

“Después de estas cosas miré, y he aquí, una gran multitud que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestido con túnicas blancas, con ramas de palma en sus manos. y clamando a gran voz, diciendo: '¡La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero!'”

 

Apocalipsis 7: 15-17 

“Por eso están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo. Y el que está sentado en el trono morará entre ellos. No tendrán más hambre ni más sed; El sol no los tocará, ni ningún calor; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los conducirá a fuentes vivas de aguas. Y Dios limpiará toda lágrima de sus ojos”

 

Apocalipsis 11:19 

“Entonces el templo de Dios se abrió en el cielo, y el arca de su pacto se vio en su templo. Y hubo relámpagos, ruidos, truenos, un terremoto y gran granizo”

 

Apocalipsis 19: 11-14 

“Y vi el cielo abierto, y he aquí, un caballo blanco; el que lo montaba se llama Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y hace la guerra. Sus ojos son una llama de fuego, y sobre su cabeza hay muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino El. Y está vestido de un manto empapado en sangre, y su nombre es: El Verbo de Dios. Y los ejércitos que están en los cielos, vestidos de lino fino, blanco y limpio, le seguían sobre caballos blancos” 

 

1 Corintios 15

El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.

 

El Espíritu de la verdad eterna Rubén Lòpez.

 

correo de contacto: 
 
rubendarisaristi@hotmail.com
 
Colombia.